El final del periodo de formación de cualquier alumno se afronta como un punto y aparte. Después viene lo gordo. Buscarse la vida, hacer buenas las horas en las clases y traducirlas en un trabajo que sirva para ganarte el pan. Un objetivo harto difícil si atendemos al panorama laboral que nos espera.

Más aún si eliges ser periodista. El paro en esta profesión se dispara y el futuro de algunos de los formatos más representativos están amenazados. A todo aquel osado que siga teniendo en mente dedicarse a la información sólo le quedan dos opciones: seguir trabajando, adaptarse, dar todo lo que puedas de ti mismo y estar dispuesto a no parar de aprender y esforzarte o rendirte y buscar otra salida.

Esta situación provoca que un servidor, viendo como poco a poco la facultad se acaba (mi paso por ella se entiende), empiece a pensar por dónde empezar a mover ficha y cuáles son las claves para poder llegar a hacer algo. Rosa Jiménez y Beatriz Sánchez-Infante dieron una conferencia en el CEU de Elche. Son jóvenes y transmiten ganas de comerse el mundo. Forman parte de La Comunidad, es decir, periodistas de El País digital. Con su carácter tienen toda la pinta de acabar dónde y como ellas quieran. No las conozco, no son amigas ni tengo intereses ocultos. Sencillamente me impactaron.

En pleno proceso electoral, con los medios dedicando su tiempo a extensos y profundos análisis políticos ellas apostaron por traducir todo esto a la calle. Para ello comenzaron un tour por todo el territorio nacional para conocer las impresiones de los ciudadanos. Con mucho esfuerzo y sacrificio estas mujeres han conseguido dar ese difícil giro hacia un periodismo más participativo, más directo, en definitiva, más y mejor en un momento en el que el periodismo pide un cambio radical.

Nadie les ha regalado nada y su trabajo es la mejor forma de resumir su creatividad, sus ganas de trabajar y su talento. Y encima son insultantemente jóvenes. Son el mejor ejemplo de lo que se debe hacer. Lo de menos es el futuro de los medios de comunicación; periodismo hay y habrá siempre. Lo que faltan son periodistas como estas dos jóvenes profesionales.