Una de las principales ventajas que me da el blog es que tengo la oportunidad de poder responder y presentar mis opiniones en un rincón propio y personal. El primer día de producción periodística nos enfrentamos a un cuestionario que más tarde supe que era para valorar la salud de los nativos digitales.
Resultados aparte del cuestionario hay bastantes cosas que no entiendo. Debo ser un analfabeto. Para empezar creo que no soy digital. Estoy casi seguro. Mi madre me parió en diciembre de 1986 y desde el mismo día en el que los espermatozoides de mi padre y el óvulo de mi madre entraron en contacto fuí algo físico. Vamos, me toco y todo. Debe ser que la "digitalización" todavía no ha acabado su ciclo conmigo. Eso para empezar, porque lo de la salud también me ha dejado al borde del telele cerebral. Yo de salud estoy fetén. Ni catarros, ni gripe, ni lepra, ni nada. Me asusté, temblé y el esfínter anal se cerró notablemente. ¿Será adivino? ¿Será capáz de considerar el estado de salud sin que yo le diga nada y sin que mi aspecto físico aparente un estado de enfermedad?. Por lo visto no se trata de nada de eso. En realidad lo que trataba de analizar era el grado de alfabetización digital. Y por lo visto somos un fracaso. No es para menos. Los resultados nos dejan por los suelos.

A pesar de todos los pesares me surgen serias dudas. ¿Por qué extraña razón se han de contestar a preguntas del tipo "Con que frecuencias revisa tu correo electrónico?", "¿A qué sitios web estas suscrito?" o "Cita aquellos proyectos en los que hayas participado o trabajado". Hay cosas que nunca llegaré a entender. Imaginen por un momento que alguién le para por la calle y le suelta: "Sepa usted que a partir de ahora le voy a impartir unas clases con las que espero descubrirle nuevos conceptos. Seré el encargado de evaluarle y sobre mi criterio dependerá que apruebe o no, pero previamente le preguntaré unas cuestiones para confirmarme que no tiene ni idea". ¿Raro verdad? Más aún si pretende que respondas sobre un papel mientras te cronometra.

La discreción suele ser señal de virtud y, a menudo, pretender unas valoraciones con unas herramientas discutibles puede causar resultados desastrosos; más aún las interpretaciones. Claro, si de los 16 alumnos que respondieron al test "solo" 10 han afirmado haber participado en actividades más allá de las meramente formativas -Prácticas en medios de comunicación (4); trabajos diversos (3); blogs y becas en la universidad (2); revista de poesía o montar su propio negocio (1)- debemos interpretar que no son "especialmente activos o participativos" de hecho solo podemos considerar que entre ellos solo hay uno verdaderamente emprendedor, el que ha creado su propio negocio. Si le dices que tienes 21 años, que eres un superdotado y has estudiado ya tres licenciaturas, dos diplomaturas y unas cuantas decenas de másters eso es una pamplina. Mejor tener 45, estar en 4º de carrera pero tener un blog. Eso si que es ser activo, participativo y emprendedor.