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Las redes sociales son el fenómeno del momento y Twitter se ha convertido por méritos propios en la niña bonita del universo 2.0. Para justificar su posición bastaría con destacar la cantidad de usuarios que ya acumula o el potencial que muchas entidades empiezan a encontrarle pero hay más, mucho más.

Periodísiticamente tiene la frescura y la interactividad que los medios tradicionales nunca podrán ofrecer y, por si fuera poco, da una vuelta de tuerca más (con permiso de otras como qik) a eso que ya empezamos a disfrutar con los blogs: la inmediatez. 140 caracteres, un enlace o una foto en twitpic es suficiente. Internet, Twitter y algo de voluntad basta para, como en el caso de las elecciones en Irán, sortear barreras y llegar donde el periodismo tradicional no podría.

Un ejemplo similar lo vivimos hace apenas 8 meses con el atentado de ETA en la Universidad de Navarra. Los jóvenes estudiantes de periodismo se volcaron a las redes sociales y dejaron en un segundo a los medios tradicionales. Aunque lo más justo sería decir que hubo de todo un poco lo cierto es que las cifras indican que la red fue La Protagonista.

Hace un par de días, con motivo del draft de la NBA, las redes sociales volvían a ser el referente para seguir la información y estar actualizado; incluso el redactor de marca que cubrió la noticia explica en un vídeo el papel que ya juega Twitter. Más actual, y sin dejar de lado el deporte, nos encontramos con que el Palmeiras ha destituido a su entrenador, Vanderlei Luxemburgo, por criticar vía Twitter a uno de sus jugadores. Estos ejemplos vienen a demostrar que la información, como siempre, corre a cargo de periodistas pero ahora cualquier ciudadano puede ser un periodista (incluso un entrenador puede ejercer como tal). Ninguna de las redes sociales están pensadas para ejercer el periodismo aunque hoy el panorama es tan atractivo que, para estar informado, los ciudadanos tenemos dos opciones: esperar a que nos lo cuenten los medios tradicionales o participar y vivirlo al minuto.