Para empezar me parece que esto del canon es un error. Una cagada importante por varias razones.

La primera de ellas es que implica que nos pasamos por el arco del triunfo aquello tan bonito de la presunción de inocencia. De alguna manera, grabar con el canon, sugiere que todos los compradores somos delincuentes, discriminando así usos legítimos de los productos tecnológicos y, además, interpretando ciertos términos como copia privada y la piratería según conviene.

Y en segundo lugar porque este impuesto no soluciona los problemas. Lo cierto es que del precio medio de una novedad musical, el autor que lo compone obtiene un beneficio ridículo. ¿Cómo se reparte el beneficio por la venta de un cd de música? Entre pitos y flautas todos sacan tajada y el artista es el gran perjudicado.

Quizá a muchos les dé por pensar que los culpables del escaso rendimiento económico de nuestros artistas sean las multinacionales, pero antes de poner en la picota a nadie es bueno reconsiderar cuánto invierten las discográficas para que un cd salga a la luz. A mí lo que más me sorprende es que las tiendas y locales de distribución obtengan un beneficio medio del 40%, 5 veces más de lo que gana el propio artista.

Y bien, si a todo esto le añadimos que los consumidores consumen cada vez más música en los nuevos formatos, lo más lógico es pensar que el peligro y el problema no es para los artistas, sino para el modelo de mercado que hasta ahora se concibe con la música. La venta de cd's disminuye, pero el consumo de música no.

Las discográficas y artistas necesitan abirse al nuevo mercado del mp3 y del mp4 y abandonar paulatinamente el mercado de la música en soporte físico. El cd está condenado a un segundo plano.

Y entonces, ¿el canon que va a conseguir? Nada. Por incrementar el precio de cd's la tendencia en el consumo no va a cambiar y los artistas tampoco van a conseguir un beneficio económico importante.

El canon es una medida desesperada de aquellos que se empecinan en chupar de una teta que ya no da más. ¿No es más fácil centrar todos los esfuerzos para entrar en el nuevo mercado y no llevar medidas que perjudiquen a los consumidores? La culpa no es del Gobierno ni de la SGAE, aquí no hay culpables, ni buenos ni malos. El problema lo tienen quienes dan la espalda a un cambio que ya se ha hecho realidad.